Solving the Architectural Crisis with a Yuppie?
Colleges as Highly Functional Socio-Economic Systems
Los jóvenes de buena presencia, educados entre el tweed y
las charmantes parties,
ingresan en universidades de prestigio para procurarse una educación que les
evite cometer los mismos errores que sus padres. ¿Puede el curso del porvenir
reconducirse de algún modo? El mundo no parece estar del todo sano.
Magníficas universidades, como la neoyorquina Parsons School of Design, promueven el cambio. Siempre puede uno contar con un emprendedor para una iniciativa fantástica. En 2002, por ejemplo, Silvia Kolbowski aceptó el reto de poner en marcha una revista para el departamento de arquitectura de la Parsons. Scapes apareció como una publicación anual en formato digital que pretendía reivindicar el compromiso de la arquitectura con la economía, la política, las condiciones sociales y culturales y el medio ambiente. Se entendió que el diseño, en un mundo como el nuestro, debía enfocarse a estrategias de negocio con una aproximación sostenible. La revista podía funcionar como un aparato de difusión de ideas y proyectos vanguardistas que además prestigiase el departamento; o, lo que es lo mismo, como un canto a la frivolidad. A partir de 2006, bajo la dirección de Joanna Merwood-Salisbury, se mantuvo esa misma línea editorial. Scapes, desde su enfoque interdisciplinar, se desmarcaba de la habitual visión exclusivamente estética de la arquitectura para fomentar —debo entender— una ética renovada en el sector. El discurso redundó hasta 2010, año en que fue publicado el último número hasta el momento (el octavo) de la revista.
Magníficas universidades, como la neoyorquina Parsons School of Design, promueven el cambio. Siempre puede uno contar con un emprendedor para una iniciativa fantástica. En 2002, por ejemplo, Silvia Kolbowski aceptó el reto de poner en marcha una revista para el departamento de arquitectura de la Parsons. Scapes apareció como una publicación anual en formato digital que pretendía reivindicar el compromiso de la arquitectura con la economía, la política, las condiciones sociales y culturales y el medio ambiente. Se entendió que el diseño, en un mundo como el nuestro, debía enfocarse a estrategias de negocio con una aproximación sostenible. La revista podía funcionar como un aparato de difusión de ideas y proyectos vanguardistas que además prestigiase el departamento; o, lo que es lo mismo, como un canto a la frivolidad. A partir de 2006, bajo la dirección de Joanna Merwood-Salisbury, se mantuvo esa misma línea editorial. Scapes, desde su enfoque interdisciplinar, se desmarcaba de la habitual visión exclusivamente estética de la arquitectura para fomentar —debo entender— una ética renovada en el sector. El discurso redundó hasta 2010, año en que fue publicado el último número hasta el momento (el octavo) de la revista.
Y es que el discurso ha perdido ya toda credibilidad y no
se sostiene, porque no es sostenible. Porque la palabra sostenible no lo es en absoluto, aunque así es
como la vida se presenta en una facultad o en un despacho en Nueva York, tal
vez en cualquier lugar, y por encima de una de las puertas cubiertas por
cortinas de terciopelo rojo en Parsons debería haber un cartel en el que se
lean las palabras «THIS IS NOT AN EXIT».
No hay comentarios:
Publicar un comentario