[Bracket]
Architecture, environment, digital culture.
El éxito saludaba ya a Archinect e InfraNet Lab cuando acordaron, apenas unos años atrás, trabajar en un proyecto editorial que recogiese intereses comunes en materia de arquitectura, medio ambiente, innovación y relaciones sociales. El producto de esa colaboración es Bracket, una revista —ellos le dan el cargo de almanaque, y así se presenta en efecto, como publicación anual que recoge una buena variedad de referencias y escritos— que presume de haber superado la figura del equipo editorial al uso. Y es que el contenido de Bracket resulta de un sistema de colaboraciones mediante convocatoria abierta. El único requisito
para optar a formar parte de sus páginas es ceñirse a un tema general determinado
para el número en cuestión.
Bracket pretende centrarse en proyectos que han
pasado más o menos desapercibidos aun siendo de interés; de ahí que renuncie a
referir obras celebres y celebridades. Así se hace, por cierto: la atención
recae siempre en los proyectos y no en sus autores, que caen en todo caso a un
segundo plano. El material es protagonista, con buenas imágenes alternando el
color y el blanco y negro, textos (en inglés) y una considerable variedad de
diagramas y gráficos. Hasta la fecha se han publicado dos números, siguiendo
siempre esta idea. Bracket [on farming] apareció en el otoño de 2010, diseñado por
Thumb y publicado por Actar (bajo la dirección editorial, pese a la reivindicación
del grupo, de Mason White y Maya Przybylski). El segundo número de la revista,
Bracket [goes soft], se publicó a principios de este año y gira en torno a las
posibilidades de la arquitectura flexible, polivalente y de bajo impacto. Ya se
está preparando un tercer número bajo el título de [at extremes], donde las
cuestiones sociales parece que pueden ganar en importancia como argumento de
una arquitectura que trata con lo extremo. En el clima, en la cultura, en los
recursos o en la aplicación de nuevas tecnologías.
Bracket es una publicación bien trabajada y con
cierta frescura. Los artículos son buenos, los gráficos estupendos. Se echa en
falta, sin embargo, una pizca de insolencia o de singularidad: si bien las
intervenciones son en líneas generales lúcidas y rigurosas, adolecen de esa
clase de neutralidad bondadosa tan propia de nuestro siglo.
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